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Una guía práctica para el uso de antihipertensivos

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Una guía práctica para el uso de antihipertensivos

La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más comunes a nivel mundial. Consiste en una elevación sostenida de la presión arterial en el sistema circulatorio. Si no se trata adecuadamente, puede generar complicaciones graves en la salud, como enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, entre otras. En este sentido, el tratamiento de la hipertensión arterial es primordial para prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de los pacientes. En este artículo, te brindaremos una guía práctica para el uso de antihipertensivos.

Tipos de antihipertensivos

Existen diversos tipos de fármacos antihipertensivos, y cada uno actúa de manera diferente en el organismo. A continuación, describiremos las principales clases de antihipertensivos:

1. Diuréticos: actúan aumentando la eliminación de líquidos del organismo, lo que reduce el volumen de sangre circulante y, por ende, la presión arterial. Ejemplos de diuréticos son la furosemida, la hidroclorotiazida, entre otros.

2. Bloqueadores de los canales de calcio: actúan disminuyendo la entrada de calcio a las células del músculo liso vascular, lo que produce la relajación de la musculatura y, por ende, la disminución de la presión arterial. Ejemplos de bloqueadores de los canales de calcio son el amlodipino, el nifedipino, entre otros.

3. Bloqueadores beta: actúan inhibiendo los receptores beta-adrenérgicos, lo que produce una disminución de la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción del corazón. Ejemplos de bloqueadores beta son el metoprolol, el propranolol, entre otros.

4. Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA): actúan bloqueando la producción de angiotensina II, una sustancia que produce vasoconstricción y aumento de la presión arterial. Ejemplos de IECA son el enalapril, el lisinopril, entre otros.

5. Antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARAII): actúan bloqueando los receptores de angiotensina II, lo que evita su acción sobre el sistema cardiovascular. Ejemplos de ARAII son el losartán, el valsartán, entre otros.

Elección del antihipertensivo

La elección del antihipertensivo dependerá de varios factores, como la edad del paciente, la presencia de comorbilidades, los niveles de presión arterial, entre otros. En este sentido, es importante que el tratamiento sea personalizado y adaptado a las necesidades del paciente.

En general, se suele iniciar el tratamiento con diuréticos o bloqueadores beta, por su eficacia y bajo riesgo de efectos secundarios. Si no se logra el control adecuado de la presión arterial, se suele añadir un segundo fármaco, como un IECA o un bloqueador de los canales de calcio. Si a pesar de estos tratamientos no se logra el control adecuado de la presión arterial, se puede considerar el uso de ARAII o de otros fármacos antihipertensivos.

Efectos secundarios de los antihipertensivos

Los antihipertensivos pueden producir efectos secundarios en algunos pacientes. A continuación, describiremos los principales efectos secundarios de los antihipertensivos:

1. Diuréticos: pueden producir hipopotasemia (disminución de los niveles de potasio en sangre), hiponatremia (disminución de los niveles de sodio en sangre), alteraciones en el metabolismo de los lípidos, entre otros.

2. Bloqueadores de los canales de calcio: pueden producir edema en miembros inferiores, cefaleas, mareos, hipotensión arterial, entre otros.

3. Bloqueadores beta: pueden producir bradicardia (disminución de la frecuencia cardíaca), broncoespasmo (en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica), hipotensión arterial, entre otros.

4. IECA: pueden producir tos, hipotensión arterial, hiperkalemia (aumento de los niveles de potasio en sangre), entre otros.

5. ARAII: pueden producir hipotensión arterial, hiperkalemia, entre otros.

Es importante que el paciente informe al médico sobre los efectos secundarios que se presenten durante el tratamiento, ya que se pueden ajustar las dosis o cambiar el fármaco por otro que sea mejor tolerado.

Conclusión

El tratamiento de la hipertensión arterial es primordial para prevenir complicaciones graves en la salud. Existen diversos tipos de fármacos antihipertensivos, cada uno con mecanismos de acción y efectos secundarios diferentes. Es importante que el tratamiento sea personalizado y adaptado a las necesidades del paciente. Asimismo, es fundamental que el paciente informe al médico sobre los efectos secundarios que se presenten durante el tratamiento, ya que se pueden ajustar las dosis o cambiar el fármaco por otro que sea mejor tolerado. En resumen, la adherencia al tratamiento y el seguimiento médico son fundamentales para lograr un adecuado control de la presión arterial y prevenir complicaciones en la salud.